CASH LUNA Y EL EVANGELIO DEL HOMBRE

miércoles, 28 de mayo de 2008 22:51 Publicado por No nos predicamos a nosotros mismos
Oyendo un mensaje de Cash Luna al regresar a casa de mi trabajo, casi me tapo los oídos para no escuchar tanta doctrina absurdamente irracional y que engaña magistralmente hasta este mismo momento a tantos creyentes bien intencionados pero que son, tristemente, tontos e incautos por no discernir la naturaleza terrible de ellas y que se anuncian como vender pan caliente en la «Casa de Dios», altamente tergiversadas y condenatorias.

Carlos profetiza, según él, que «mañana vendrán días buenos». Carlos Luna, es un ilusionista hábil para manipular las emociones y las conducta de los creyentes débiles espiritualmente e ignorantes en las Escrituras Sagradas, y que se han dejado seducir bajo una forma que parece de Dios, con prédicas netamente motivacionales-psicológicas, fuera del contexto de la voluntad de Creador (aunque hable de la Palabra, sus comentarios no se apegan realmente a ella, robándole la veracidad a la Escritura para incrustarle toda clase de mentiras profanas. Se ve bonito el cuento). La mentira de Cash, de que «mañana será mejor», incita al creyente a sentirse seguro en un mundo que va de reversa por efecto de la maldad y que nada podrá ofrecerle jamás. El apóstol Pablo dijo que se vienen "tiempos peligrosos".

Parece que Cash vive en una esfera mística e irreal que lo separa del mundo en que vive, mundo, que se destruye por el pecado, que se muere de hambre, de dolor, de guerras, de asesinatos, de enfermedades, de abusos, de impúdico, de incredulidad, de religiones falsas, de farsas, y que los desmanes sociales en él cada día son peores. No comprendo a Cash a qué se refiere con la mitología de que «mañana vendrán días buenos»; si el mensaje es exclusivista para su Iglesia en la que controla a sus súbditos robots, pues qué egoísmo lo aprisiona y lo maneja, porque sinceramente las gentes del mundo requieren que se le hable de Cristo, y si no es de ese modo, «el mañana» para ellos seguirá siendo absolutamente incierto y lúgubre para sus pobres vidas; y no sólo eso, sino que se les ha de advertir ( no solamente de las esperanzas falsas del mundo, que lo único que ofrece es muerte y perdición), que el peor momento de la humanidad se acerca irremediablemente ya, manifestado negativamente en un «mañana impreciso, pero real» en el tiempo de la Gran Tribulación Final (Mt.24:21), y que tantos creyentes lo han puesto conscientemente debajo del polvo de la indiferencia, de la ignorancia y del olvido.

El Señor dijo con sobriedad que la maldad se multiplicaría en los días postreros (Mt.24:12), y estamos viendo que sus palabras son fieles y exactas para esta época. Los cambios cosmológicos son marcadamente evidentes de acuerdo a la Biblia como señales que anuncian el fin: Tsunamis, huracanes, temblores, enfermedades, problemas sociales y perversiones, muertes deliberadas en contra del prójimo, todo, sin precedente alguno, y que son noticia casi a diario. El calentamiento global ha provocado serios problemas en el clima como en las especies vivas terrestres y acuáticas: «porque habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de los cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas» (Lc.21:25, 26). Y qué decir del proceder humano para los últimos tiempos: «Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino. . . »: ¿Promete lo anterior, un mundo de mucha dicha y paz para el día de «mañana»? ¿Qué me dice Cash de las pestes y las hambres, las guerras, y de los terremotos que están profetizados por el Señor Jesucristo para los tiempos últimos (Mt.24:7). ¿Son «días buenos», entonces, los siguientes venideros para el mundo y para la Iglesia, conforme a lo que hemos visto? ¡Claro que no, hermanos! Desearíamos con el corazón que fuera diferente, pero Biblia nos da la razón de lo que hablamos. Somos objetivos, pero a la gente no le gusta que les hablemos la verdad. Si somos considerados como unos totales fatalistas existenciales, obviamente la Biblia lo sería también.

Sabemos que a muchos les ofende y lastima los oídos por lo que predicamos en este Blog. Es mejor lastimárselos con la luz de la justicia y que comprendan bien, que pasado mañana les sean lastimados con vergüenza y desapruebo por el Señor cuando les diga: «apartaos de mi malditos». Bien profetizado también está a cerca de los falsos Cristos y maestro de muerte que saldrían en los tiempos últimos, y desgraciadamente Cash, es uno de ellos. El arraigo tradicional generacional tiene engatusados a los que profesan la cristiandad en las falsas esperanzas de la conocida doctrina de la prosperidad (mundana) que les promete, «merecidamente como hijos de un Rey», que Dios les concederá lo que pidan a libre demanda (de acuerdo a los caprichos materialistas del corazón humano que es vano, así lo hemos creído en el asunto a seguir). Cash es un perfecto promotor de ella. Así, el sistema eclesial es amado mayormente que el Señor de la gloria, pero cuando alguien por allí «insignificante» se levanta firme para hablar la verdad en contra de ellos por atroz caso (que son contados, porque «muchos son llamados y pocos los escogidos»), se le califica de hereje, de loco y de profano. Bien dijo el Señor que habrían de ser aborrecidos los fieles santos por toda la gente (incluye a los que dicen ser cristianos pero que no lo son) a causa de su Nombre (Mt.24:9). El cristianismo actual tiene el propósito de quedar bien con un mundo socialmente bizarro y oscuro por el pecado para ganarlo para Dios en base a la acción de un testimonio personal de santidad bien intencionado, confundido proceder que es altamente ajeno al testimonio esencial de la Palabra Divina que salva con certidumbre, y cuyo eje central radica, principalmente, en el Reino de Dios. Piensa que así le ayudará a perdido a considerar la salvación, y lo que hacen soberanamente es romper la regla de la temática bíblica establecida para lograrla. «. . Id y predicar. . . y me seréis testigos. . . » (De la Palabra, y no de ellos).

Nadie vendrá a los Pies de Cristo si no es por causa de la predicación de la Palabra, y no por un testimonio conductualmente acepto delante de un mundo que se cae y apesta de tanta malignidad. El apóstol Juan dijo que fue exiliado en la Isla de Patmos a causa del testimonio de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo y no por situación diferente (Ap.1:9). La conversión verdadera, da como fruto una conducta agradable delante de Dios, pero realmente no es suficiente; la gente bíblicamente viene a Cristo en base a la predicación de la Palabra. Los días actuales, son los que la Palabra confirma que: «se levantarán falsos Cristos, falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que a muchos, engañaran», como pasa en la Iglesia Neopentecostalista Carismática (Mt.24:24). Temblores, sanidades psicológicas «medio hechas», jerigonza, sonidos animalescos, mover corporal ofídico, son el principal banquete de las congregaciones como la de Cash, y el mensaje de firmeza espiritual, de salvación, de la naturaleza y de la consecuencia del pecado, de la doctrina del Infierno, han ido a parar al basurero del desierto. Dios y su carácter Santo, que no sólo es bondad, sino que despliega con justicia Ira, Venganza, y temible y semejante Enojo, ha sido depuesto por un «dios» manipulable y bonachón: un esclavo a la voluntad de los cristianos que no desean «sufrir la sana doctrina».

Hermanos exhorto a que se centren en la Palabra de Dios, que es bellamente solemne, ordenada, y sobre todo, cierta, pero extraña a los conceptos y principios idealistas y terrenales de los predicadores mundanos de la prosperidad como en el caso de Cash Luna.

La Palabra de Dios se basta por sí sola para descubrir la mentira, por más sutil que ésta sea; pero muchos, por seguir un cristianismo ligero y cómodo, habrán de continuar en la mentira para ser juzgados incómodamente por su rebeldía al Dios del Cielo que en tiempo atrás ha querido abrirles los ojos, pero por su necedad y orgullo no han querido hacerlo. Mañana pasado, sabrán, tardíamente ya, y desafortunadamente para ellos, que teníamos toda la razón.

Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

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